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Mostrando entradas de febrero, 2015

Mi llave...

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Me desperté con los primeros rayos de sol de la mañana, esta mañana de invierno, invierno realmente duro de soportar en mi cuerpo dolorido y marchito. Ensimismada por el haz de luz y sus reflejos, sin ningún pensamiento, no fui consciente hasta pasados unos minutos. Me disponía a realizar mis estiramientos matutinos cuando fui consciente de mi descanso, creí soñar... Mi cuerpo no gritaba, ni un solo dolor, ni tenue, ni sordo, ni fuerte. Nada me impedía levantarme y de un salto salí de la cama. Podía levantar mis brazos sin temor, arrodillarme y levantarme sin dificultad, girar el cuello en todas direcciones, andar descalza sin dolor en la planta de mis pies y así un sin fin de gestos, posturas que adoptar sin ninguna consecuencia fatal. ¡Tantos pensamientos acudían a mi cabeza! ¡tantas cosas que podría hacer en el día! no sabía por donde empezar. Empecé por ducharme, ponerme todas esas cremas para cuidar mi cuerpo, mi cara, mi pelo. Peinarme y maquillarme, elegir la ropa que más me ape

Un pequeño cambio en la rutina.

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Hay días que un pequeño cambio en la rutina da la vida. Solo hay que cambiar la manera de mirarla... No pensaba lo mismo esta mañana camino al trabajo. Un día más de rutina, con falta de sueño reparador y todo el cuerpo dolorido mezclado con un catarro impertinente agarrado al pecho. Mi voz, como diría mi abuela, de cazallero (grave y ronca) y tener que escuchar que te digan "Uy que mal estás" solo por el tono de voz, cuando mi mal estar, como siempre invisible, es mucho más que eso. Y allí apoltronada en la silla, con el calefactor pegado al cuerpo, intentando que el calor alivie una parte de mis dolores, pasé la mañana. Entre llamadas y papeles, con el ordenador parpadeante y visitas de comerciales hasta que a eso de las 12 del mediodía todo se quedó en silencio. Ni llamadas, ni papeles por ordenar, ni visitas. Solo yo y el ordenador encendido con 1 hora y media por delante para acabar mi jornada. Y allí, es cuando me entretengo con mis cosas y descubro un blog que al entra

"La vida es del color del cristal con que se mire"

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Duros trazos de tonos grises  e incluso negros, asoman en el abismo del dolor. Aquel que convive conmigo, hasta los confines del mar. No puedo, ni debo, ni quiero trazos grises avistar. Que sean trazos, aunque a trozos de mil colores como aquel cristal... Caleidoscopio de infancia, colores con mil cristales, transformados  en pequeños sueños. Suaves miradas, ensimismadas y atentas al nuevo cambio al hacerlo girar.    Cristales de colores para ver en la oscuridad, para plantarle cara  a esta mi enfermedad. De brillos intensos, naranjas, rojos fuego como la lava de un volcán. Amarillos, rosas cual jardín floral. Y aquel que ose esconder mis cristales y sus colores negándome el sueño  de vivir con "mi propia realidad" que pruebe la hiel de los grises, y se compadezca  de su cruda verdad. Mar, rosa azul.

Mi teoria de "la neblina"

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Cuando los días son como una losa sobre el cuerpo, el dolor no abandona y la mente intenta resistir a tanta agresión. Es difícil saber cuanto aguantaras, en que momento te romperás en mil pedazos. Por desgracia he aprendido que el aguante físico es infinito, el límite lo pone la mente. Hay un refrán que dice: "Que no te dé la vida lo que el cuerpo pueda aguantar" y es estrictamente verdadero. Por esta razón creo que el principal reto tiene que ser fortalecer la mente. En estos últimos meses en los que mi dolor y mis achaques físicos han puesto a prueba mi mente y aguante de esta, tengo una teoría, que en mi caso creo que es demostrable. Después de dos semanas sin movilidad, sin poder hacer nada, excepto estar en cama. Dos semanas más asistiendo al trabajo con mucha dificultad y con chofer. Sin poder disfrutar de mis aficiones y más concretamente sin poder ir a ver un partido de mi equipo al campo, llegó mi oportunidad de intentar acabar con tan mala racha. Forzando mi físico,

La teoria de las cucharas de Christine Miserandino.

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Hoy por fin volvió la tan deseada rutina a mi día a día. Lunes, comienzo de semana y llena de energía en la mañana vuelvo al trabajo. Llena de energía o de cucharas...  ¿Que es eso de "llena de cucharas"?  Os explico. Leí uno de esos días en los que recoges información sobre los sintomas, la fibromialgia y demás, una teoría que nació de una enferma de Lupus, Christine Miserandino. En ella explica de una manera fácil de que manera se vive con una enfermedad de dolor crónico y fatiga.  Os cuento la teoría de una forma resumida y sencilla para que entendáis: "Un buen día, la amiga de Christine le preguntó: - ¿Cómo es vivir con tu enfermedad? A Christine aquello le pareció extraño viniendo de aquella amiga que siempre la acompañaba y compartía con ella la mayor parte de su día. Entonces entendió que a pesar de verla todos los días no llegaba a entender su dificultad para hacer muchas de las cosas normales del día a día y se le ocurrió esta teoría para que su amiga pusiera en

Creo en los duendes.

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Si, creo en los duendes, en los malos o traviesos y quizás en los buenos, porque "haberlos haylos" y sé que trabajan al amparo de la noche, cuando los sueños son profundos e intensos, cuando no los ves, ni los sientes. Al despertar sé que los "traviesos" han estado haciendo de las suyas, en el mismo momento que me levanto y siento mareo, los vértigos se adueñan de mi y noto el cuello rígido. Esta  noche se esmeraron bien, cambiaron mis esternoclaidomastoideos por palos de caramelo, rígidos y dulces. En eso consiste su "mala baba" oigo sus risas cuando me palpo el cuello, saben que nunca podré probar su dulce y debo aguantar su broma durante el resto del día, su rigidez. Además tomaron mis escalenos, largo del cuello y recto anterior de la cabeza y le pusieron almidón para endurecerlos. Y si, he buscado cada nombre de los músculos para ser más gráfica porque creo que los duendes lo hicieron primero o son muy sabios, saben que músculos tocar para fastidiar m

Parece que la rutina vuelve. ¡Momento tan deseado cuando tienes un brote!

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Ayer en la mañana opté por quedarme en casa y poner al día las cosas de casa. A primera hora de la mañana resulta difícil ponerse en pie, es algo habitual, a si que empecé por poca cosa, qué bemoles tiene la cosa hasta que decides por donde tirar. Después de tareas, descanso y pongo la tele mientras doblo calcetines por la cosa de que no se me haga muy aburrido. Decido poner el único canal que me parece más serio porque ¡Hay que ver como está la TV por las mañana! Y después de un par de noticias, más o menos interesantes, terminan hablando de una famosa presa y las bragas que le han robado, que si como son las bragas, que si donde están las bragas, total que de lo más interesante. A medio día me surge el ir a trabajar, al centro de Madrid, visita a domicilio y tantas son las ganas de salir a la calle que a toda prisa pongo de comer y yo me voy a la ducha. Es tanto el énfasis que pongo a las cosas que me descubro en el espejo secándome el pelo con el secador en una mano y con la otra re

A tres metros sobre el cogote...

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Volver a la rutina diaria después de un fuerte brote es difícil, sobretodo por no controlar tu esfuerzo. Siempre es igual y por más que me pase, parece que nunca aprendo aunque todavía estoy a tiempo ;)  Me llevan y me traen del trabajo, evitan que suba y baje las interminables escaleras que hay de la nave a la oficina y de la oficina a la nave (en realidad solo hay unas 25 pero a mi se me hacen eternas) y aun así, me siento en mi súper silla de oficina, (de tela para no escurrirme) y me pongo frente a la mesa sin moverme durante las 2 primeras horas. Cuando salgo a desayunar me soy cuenta de mi error "Debería haberme levantado a ratitos y moverme un poco" das un pequeñísimo paseo hasta el bar a desayunar y a la vuelta me duele hasta el pelo de la cabeza pero continuo y sigo sentada sin moverme las 2 horas y media que me restan, y pienso "seré bruta" Paro en el supermercado, termino de preparar la comida, pongo y recojo la mesa, como y cuando por fin me pongo a desc