Si la vida te da limones...
Empezó septiembre, para mi el primer mes de mi nuevo año. El verano, suele marcarme el nuevo inicio, nuevos propósitos. Y digo suele puesto que este año no tengo la sensación de otros. Todo un mes lleno de atropelias a mi cuerpo que hasta dudaría que mi compañera pudiera tener tanto poder por si sola. Un inicio del mes de locos, trabajando más de lo que suelo tener permitido, tanto física como mentalmente. Una salida de Madrid sin previo aviso, más que de una tarde a la mañana, preparando todo a toda prisa y lo que prometía ser unos días de descanso, algunos planes y mucha ilusión para ver a los amigos de siempre o por primera vez a los amigos de redes... se quedó en nada. Propósitos, ilusiones y descanso al carajo. Los primeros días de descanso se limitaron a ir de la cama al baño y del baño a la cama, poco más: - No pisé la arena de la playa. - 2 veces en la noche a tomar helado (solo ida y vuelta) - 2 veces a comer fuera de casa (justo a la vuelta de la esquina) - Tan solo un paseo