Y miré a los ojos al miedo, de frente...
Miedo es lo que siento cuando he dejado aparcado un reto 42 días y debo volver a retomar. Un miedo que empezaba a convertirse en pánico a lo que pueda sucederme, a como voy a reaccionar, al dolor, al malestar, a tantas y tantas cosas. Siendo consciente de ese miedo no quise retrasar el tiempo de espera a retomar el reto, miré al miedo a los ojos, de frente sin esconder mis ganas de vencerlo y lo vencí. Hoy después de 42 días, con miedo y la incertidumbre de saber hasta donde sería capaz de hacer, he vuelto a entrenar. Veinte largos minutos andando, frenando mi ritmo por miedo a no terminar, volviendo a ponerlo cuando yo misma me decía: ¡Vamos que puedes! gracias a mi entrenador que me hace fácil lo que parece muy difícil. Junto al paseo, ejercicio de brazos, eso si, sentada por prescripción de mi entrenador, sin forzar las cosas, sin forzar más de la cuenta mi maltrecho cuerpo de este largo y tedioso verano. Ahora todo queda en mis manos hasta septiembre, paseo sin agobios y a mi ritmo