Si la vida te da limones...

Empezó septiembre, para mi el primer mes de mi nuevo año. El verano, suele marcarme el nuevo inicio, nuevos propósitos. Y digo suele puesto que este año no tengo la sensación de otros. Todo un mes lleno de atropelias a mi cuerpo que hasta dudaría que mi compañera pudiera tener tanto poder por si sola. Un inicio del mes de locos, trabajando más de lo que suelo tener permitido, tanto física como mentalmente. Una salida de Madrid sin previo aviso, más que de una tarde a la mañana, preparando todo a toda prisa y lo que prometía ser unos días de descanso, algunos planes y mucha ilusión para ver a los amigos de siempre o por primera vez a los amigos de redes... se quedó en nada. Propósitos, ilusiones y descanso al carajo.
Los primeros días de descanso se limitaron a ir de la cama al baño y del baño a la cama, poco más:

- No pisé la arena de la playa.
- 2 veces en la noche a tomar helado (solo ida y vuelta)
- 2 veces a comer fuera de casa (justo a la vuelta de la esquina)
- Tan solo un paseo por el paseo, valga la redundancia.
Y tan solo una mañana de paseo por la naturaleza.

                  


Mucha combinación de medicación, muchas horas de cama y volver casi como empecé. Y digo casi puesto que de todo debemos sacar algo bueno.  Este año exprimiré  el recuerdo de esas pequeñas cosas de las que pude disfrutar:

- Los abrazos, pocos pero intensos, a los amigos.
- La lectura de 5 libros, 3 inolvidables: al este del edén (John Steinbeck), 5 horas con Mario (Miguel Delibes), el palacio de la luna (Paul Auster).
- Un paseo en plena naturaleza de la que saqué fotos guapas, de esas que sacan una sonrisa cada vez que las ves y recuerdas que es obra tuya.
- El apoyo incondicional y la comprensión que demostraron por mi en estos días todos mis familiares y amigos que tuve cerca.

                   

Ah!!! Casi se me olvida!!! 
Fui al cine a ver Transformer y a pesar de salir completamente transformada físicamente, después de 3 horas sentada, me gustó y disfruté de ella.

Con el recuerdo de estas pocas pero satisfactorias pequeñas cosas, sacaré energía para volver al trabajo y seguiré con esa sonrisa puesta aunque no tenga la sensación de empezar nuevo año, ni propósitos a corto plazo y a largo ya veremos.

                

Siempre es mejor no pedirle peras al olmo y que lo que nos ofrezca el día a día sea suficiente para sacar esa sonrisa que hará que disfrutemos del paseo por la vida.

Mar, rosa azul.

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